JAFAR PANAHI SIGUE EN HUELGA DE HAMBRE
Mientras Ankara y Brasilia siguen dando aire al régimen iraní en materia búsqueda nuclear, en un intento de demostrar al mundo que ambos países pueden estar al nivel de las grandes potencias mundiales, las autoridades de Teherán siguen saltándose los más elementales derechos humanos.
La historia de represión del régimen de Mahmud Ahmadineyad prosigue, sin que parezca que le importe demasiado ni al denostado brasileño Lula da Silva ni al turco Recep Tayyip Erdogan. Una de las últimas víctimas del régimen es el cineasta Jafar Panahi, un director iraní que fue detenido el pasado 1 de marzo por unas razones más que injustas, y que se ha puesto en huelga de hambre para reclamar a las autoridades iraníes que dejen de maltratarlo y de molestar a sus familiares.
El cineasta fue detenido junto a su mujer, su hija y otra docena de personas porque el régimen iranílo acusó de estar preparando el rodaje de una película sobre las protestas de la oposición iraní tras el pucherazo del actual presidente, Ahmadineyad.
Panahi, que se declaró seguidor del líder opositor Mir Hosein, se ha puesto en huelga de hambre para denunciar los maltratos que está sufriendo en la prisión, así como el acoso que está sufriendo su familia.
Pero mientras tanto, Lula y Erdogan estarán sonriendo, pensando que sus países ya se han hecho un hueco en la diplomacia mundial, abriendo una tercera vía a las potencias tradicionales. Y por supuesto, pensando en las jugosas ganancias que tendrán gracias a las ganacias que obtendrán sus países gracias al petróleo iraní. Así son las cosas en éste mundo.
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