LA QUE SE AVECINA
Últimamente, me rondan por la cabeza miedos por el futuro que se nos avecina. Y ya no hablo de la crísis de las hipotecas. Ni siquiera de la crísis económica que estámos viviendo en estos momentos.
Mi preocupación viene dada por la crísis alimentaria que está surgiendo por todos los rincones del planeta, y cuyas consecuencias no se si somos capaces de ver todavía.
El aumento de los precios del arroz y de los alimentos más básicos para buena parte de la población mundial, en un momento en el que se cultivan más campos que en ninguna otra época de la humanidad, es un síntoma preocupante.
Choca, especialmente en Occidente, que en países como Estados Unidos o Reino Unido algunos supermercados hayan puesto limitación a la venta de productos de primera necesidad como el arroz, por superarse la demanda a la oferta, algo que en los Estados Unidos ni siquiera pasó durante la II Guerra Mundial.
Además, países que hasta hace nada eran excendetarios y exportadores, han tenido que restringir sus exportaciones para poder alimentar a su propia población.
El aumento de la demanda, con la incorporación al mercado capitalista de millones de personas en Oriente, la falta de oferta, la especulación y el aumento de la producción de los cultivos destinados a bio combustible son algunas de las causas de esta crísis alimentaria que amenaza nuestra tranquila existencia.
Ya han comenzando las revueltas en países como Haiti, y la situación comienza a ser dramática en países como Egipto, Filipinas o Pakistán, por no hablar ya de los países que lamentablemente padecen el hambre desde hace décadas.
Después de años en los que Europa no ha parado de recortar la producció agrícola de sus estados miembros, urge tomar soluciones para resolver este problema. Las mayores migraciones de la historia se han producido por crisis alimentarias y por el hambre. Y si el tercer mundo pasa hambre, dirigirán sus miradas hacia nuestros acomodados países, más si cabe de lo que lo hacen en la actualidad.
Simplemente por esto, hasta los más racistas y egoistas de nuestros conciudadanos deberían tomar consciencia del problema que tenemos en puertas y tratar de presionar para solucionar este grave problema.
Es triste que mientras hay gente que se muere de hambre, o que subsiste con unos gramos de arroz pagados por el Estado, dado que no puede comprar los alimentos necesarios para alimentarse dignamente por la subida de los precios, en Europa tengamos el derroche de alimentos que tenemos. Y más triste aún es que se siga primando la producción destinada a bio combustible cuando hay gente que se muere de hambre.
Nuestros gobernantes deben tomar consciencia de todo esto. No es un problema que en Haiti la gente salga a la calle a protestar por el encarecimiento del precio de los alimentos. Es que si esto continúa así, el problema se extenderá por buena parte del mundo, y ni la más restrictiva política de inmigración podrá parar semejante movimiento. Ójala me equivoque, y quizás sea muy catastrofista, pero tiempo al tiempo. Murallas más altas han caído.
5 comentarios
Nacho Viñau -
efectivamente, cualquier momento es bueno para dar comienzo a algo. Pero quizás lo primero es concienciar al conjunto de la sociedad de lo que está pasando en la mayor parte de los países de África o de Hispanoamérica.
Puede que tú, o yo, podamos hacer algo, aportando nuestro granito de arena. Pero mientras no se actue como sociedad para presionar a nuestros gobernantes,nunca haremos nada.
Un saludo
Lorenzo -
Nacho Viñau -
Iñaki, tienes razón. Al final se enriquecen los de siempre.
Un saludo
Pedro -
un saludo.
Ana Sanz -
Es de locos pensar en la cantidad de tierra que hay para cultivar y que haya poca producción como para restringir los alimentos...