AL CAER LA NOCHE
Cada atardecer del día 13 de octubre, miles de personas ataviadas con el traje aragonés recorren las principales calles del centro histórico de Zaragoza portando velas y faroles. Es el Rosario de Cristal. Una procesión creada en 1889 y que, al menos para mí, es una de las tradiciones más hermosas de la capital de Aragón.
Una tradición que junta, en un ambiente de oración y recogimiento, a miles de personas vestidas tal y como vestían nuestros antepasados, en un sinfonía de colores. Además de los trajes, el Rosario cuenta con el atractivo de los propios faroles y de las bellas carrozas que representan desde el templo del Pilar, al alcazar de Toledo o una de las carabelas que descubrieron el continente americano allá por 1492.
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