SOLTAR LASTRE
Llegados a este punto, merece la pena reflexionar sobre si queremos una Europa a lo grande e ineficaz, o una Europa en la que estemos únicamente los que queramos estar, pero cohesionada, y con una idea de futuro clara. Tras el esperado triunfo de sí al Tratado de Lisboa en Irlanda, y el anuncio de la firma por parte del presidente polaco mañana, sólo queda por firmar el presidente checo, Václav Klaus. Un euroescéptico convencido que está tratando de poner todas las zancadillas del mundo al funcionamiento de la Unión, y quea además cuenta con el apoyo de los conservadores británicos.
Si ya se veían nubarrones en el horizonte con las declaraciones del presidente checo, ahora, los rayos y los truenos han comenzado a descargar sobre Praga, con las nuevas pretensiones de Klaus. El presidente checo, consciente de que sólo falta su firma para aprobar el Tratado de Lisboa, ha anunciado que sólo firmara el texto si se incluye un pie de página de dos líneas a la Carta de Derechos Fundamentales de la Unión. Un pie de página del que todavía no se sabe su contenido, pero que ha provocado la indignación en la mayor parte de las capitales europeas.
De atenderse esta petición, el Tratado debería ser ratificado nuevamente por los 27 países, con la consiguiente demora de todo el proceso. Y como he dicho, llegados a este punto, deberíamos iniciar un proceso de reflexión sobre la idea de Europa. Quizás Europa ha crecido muy deprisa y demasiado alegremente con sus últimas ampliaciones. De hecho, y a pesar de lo que diga el propio Klaus, Europa es un club libre en el que nadie está obligado a estar. Y además, es insultante que afirme que la Unión Europea es muy parecida a la antigua y extinta Unión Soviética.
En este sentido, si tan a disgusto está, y cuando hablo de él, podría incluir también a otros países como Polonia o Reino Unido, lo mejor que podrían hacer es salir del club comunitario, y soportar la soledad continental. Si tan orgullosos están de ser checos o británicos, que lo sigan siendo a su aire, pero sin torpedear al resto de países europeos que anhelan una Europa fuerte.
Pero además, debería ser la propia Unión Europea quien tomara medidas contra aquellos países que torpedean su funcionamiento. No estaría de más incluir sanciones o incluso determinar la expulsión de los países que no impulsen la unidad y el correcto funcionamiento de la Unión. Sólo soltando lastre, Europa podrá seguir avanzando.
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