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LENGUA DE TRAPO.

TURBULENCIAS EN EUROPA

TURBULENCIAS EN EUROPA

La crisis económica que nos afecta sigue avanzando a velocidad de crucero, pulverizando constantemente análisis y proyecciones, desestabilizando bancos, y tumbando gobiernos en Europa como si de fichas de dominó se tratara.

Primero fueron los gobiernos de Islandia y de Bélgica, en Occidente. Después, la crisis y sus efectos se trasladaron a los países el este de Europa, donde tres gobiernos fueron derribados, en medio de revueltas sociales. Y tras ellos, no se sabe cuál será el siguiente, más allá del varapalo que pueden sufrir los partidos que sustentan a los gobiernos de toda la Unión Europea en las elecciones al Parlamento Europeo del próximo mes de junio, castigados por el aumento del nivel de desempleo y del sentimiento de inseguridad por un futuro incierto.

La imprevisible crisis está sacudiendo a los ejecutivos de todo el continente en mayor o menor medida, entre revueltas sociales en algunos casos, y manifestaciones y huelgas en otros.

En Bélgica, el gobierno de coalición del liberal flamenco Ives Leterme fue la primera víctima de la crisis económica en suelo europeo, tras el escándalo provocado por su decisión de vender sin consultar a los accionistas el consorcio Fortis, en un intento de evitar la quiebra de la entidad financiera por la crisis internacional. Pero el gobierno de Leterme cometió el error de tratar de influir en la justicia belga para evitar que declarara ilegal esa operación. Un error que provocó la perdida del Gobierno.

Tras Bélgica, la siguiente víctima del crack bancario internacional, fue Islandia, un pequeño país que había sido modelo de bienestar económico en los últimos años gracias a sus altas tasas de crecimiento, y que se había convertido en el 6º país más rico de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico.

Tras años de bonanza y de crecimiento económico, el país se vio obligado a enfrentarse a los efectos de la especulación y de un sistema financiero escasamente regulado que han sumido al país en una situación de colapso y de endeudamiento inaguantable.

Esta difícil situación provocó la caída del primer ministro islandés Geir Haarde y de todos sus ministros, tras una semana de protestas que pedían la dimisión del Gobierno y un cambio en la línea política que ha llevado al país a tener una deuda externa seis veces superior a su PIB. Tras la caída del Gobierno de Haarde, Johanna Sigurdardottir, hasta entonces ministra de Asuntos Sociales, se hizo cargo del Ejecutivo islandés de forma transitoria hasta que se celebren elecciones el próximo 9 de mayo.

Tras la caída de los Ejecutivos de Islandia y Bélgica, la crisis se trasladó hacia el Este de Europa, una región donde ya han caído tres gabinetes y en la que buena parte de los gobiernos se han visto ahogados por la crisis financiera, por la escasa capacidad de reacción por sus elevados déficits públicos y por la deuda externa.

En esta región de Europa, el primero en caer fue el Gobierno de Letonia. Tras un periodo marcado por unas altas tasas de crecimiento entre el 2003 y el 2007, este país báltico está sufriendo la crisis con extrema dureza, con una caída del PIB que se aproximará al 12% durante este año.

Acorralado por la crisis, y tras la firma de un acuerdo de rescate con el Fondo Monetario Internacional que incluía una ayuda de 10.000 millones de euros para estabilizar su economía y un programa de austeridad, el Gobierno del primer ministro Ivons Godmanis, tuvo que presentar su dimisión, con lo que dio paso a la formación de un nuevo Gobierno. Un Gobierno que hace el número 15 desde que la república báltica se independizó de la URSS a comienzos de la década de los 90.

Tras el gobierno letón, el siguiente Gobierno en presentar su dimisión fue el de la República Checa. Precisamente, la República Checa era uno de los países que en principio estaban mejor dispuestos para superar la crisis financiera mundial. Pero el gobierno de Mirek Topolanek, que estaba gobernando en minoría, perdió el pasado 25 de marzo una moción de censura presentada por la oposición socialdemócrata a causa de su nefasta gestión de la crisis económica y por su escasa capacidad de reacción ante las turbulencias financieras internacionales.

En la vecina Hungría, el gobierno también dimitió poco tiempo después. El primer ministro húngaro, el socialista Ferenc Gyurcsany, presentó su dimisión por la difícil situación política y económica en la que estaba sumida Hungría. El propio Primer Ministro se consideraba a sí mismo como un obstáculo para dar soluciones ante la complicada situación del país.

Una vez dimitido el primer ministro, el gobernante Partido Socialista, tiene la difícil misión de buscar un candidato a formar gobierno que guste a la oposición, mayoritaria en el Parlamento magiar. Y sin estar resuelto todavía el problema, el presidente Laszlo Solyom ya ha pedido elecciones anticipadas para evitar la quiebra del país. Una quiebra que trató de impedirse con la petición de 25.000 millones de ayuda del Fondo Monetario Internacional, tras la caída libre de su moneda nacional, el florín, que ha perdido un 25% de su valor desde septiembre del año pasado.

La situación en la vecina Rumanía no es mucho mejor. Aunque su Gobierno aún resiste, ha recibido 20.000 millones para evitar el colapso de su economía, convirtiéndose en el tercer país de la región en recibir ayuda del FMI, en colaboración con el Banco Mundial y con la Unión Europea. Además, el riesgo de que se produzcan disturbios sociales en este país es muy elevado, según algunos expertos que no ven nada claro su futuro económico.

Unos disturbios más o menos violentos que ya se han producido también en Letonia, Lituania, Bulgaria, Grecia y la República Checa, y que amenazan con extenderse a otros países conforme la situación económica continúe empeorando durante los próximos meses.

La excepción en la región son los dos últimos países que han adoptado el euro como moneda, Eslovaquia y Eslovenia, y en especial, Polonia, un país que de momento parece salvarse tanto de la caída de gobiernos como de la crisis, y cuya previsión de crecimiento para este 2009 se sitúa en un nada despreciable 2%. De hecho, desde Varsovia no se cansan de difundir a los cuatro vientos que no se puede meter a todas las economías del este de la Unión en el mismo saco, ya que hay naciones que están capeando el temporal con cierto éxito.

Desde la capital polaca ven con un moderado optimismo su futuro, ya que aunque el desempleo ha aumentado, y la moneda nacional ha perdido el 50% de su valor, el sistema financiero se mantiene sano y las exportaciones, factor clave del crecimiento polaco desde su entrada a la Unión Europea, se han mantenido de forma estable.

Aún así, y para no dormirse en los laureles, el gobierno de Polonia ha anunciado un paquete de medidas anti crisis, dentro del denominado programa de estabilización y desarrollo, que contempla acciones como los préstamos a la pequeñas y medianas empresas por valor de 5,2 millones de euros, un aumento de los límites de garantías a las instituciones financieras por un valor de 10,4 millones de euros, o un gasto de 4,4 millones de euros para acelerar la inversión proveniente de la Unión Europea.

Precisamente, los fondos de cohesión europeos, que contemplan una inversión de 65.000 millones de euros en ayudas hasta el año 2013, son una importante ayuda para la economía polaca. Para su economía, y para la inversión, ya que ante el parón del sector de la construcción en Europa Occidental, y en especial en España, son numerosas las constructoras que han comenzado a invertir en este país para diversificar sus mercados y para equilibrar su balanza.

En este sentido, incluso los organizadores de la Eurocopa de fútbol del 2012 consideran que la crisis está favoreciendo a Polonia en la organización de este evento deportivo de primera magnitud, gracias a la bajada de los precios en el sector de la construcción, y a la llegada de constructoras de capital occidental que están fijando sus ojos en Polonia, gracias a la construcción de infraestructuras que serán pagadas con los fondos de cohesión.

Artículo publicado en El Pollo Urbano

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