UNA GRAN OPORTUNIDAD
A la tercera, va la vencida. El Ayuntamiento de Zaragoza ha aprobado el proyecto del nuevo campo de fútbol de la capital aragonesa, con la elección del aragonés Joaquín Sicilia para diseñarlo.
Y la verdad es que de los tres intentos que hasta ahora han intentado sacarse adelante, este es el que más me gusta, tanto por el diseño, como por la ubicación y por las oportunidades de desarrollo urbano que brinda este nuevo proyecto.
Por un lado, el primer proyecto de estadio que iba a construirse en Valdespartera, firmado por Ricardo Bofill, no me gustaba. Ni por la ubicación, ni por el diseño. Demasiado lejos de la mayor parte de la ciudad, y con unas comunicaciones basadas prácticamente con el coche, no me convencía en absoluto. Adémás, el diseño del estadio era muy funcional y creo que tampoco aportaba nada nuevo a la capital. Un estadio sin más, diseñado eso sí, por un arquitecto de la talla de Bofill. Pero a mi juicio, en eso se quedaba.
El segundo intento, que vino de la mano del Equipo de Gobierno PSOE-CHA, me gustaba menos que el proyecto anterior. Un proyecto que se quedaba en la pastilla de terreno que ocupa la actual Romareda, y que creo que no es la mejor ubicación para un estadio de fútbol, ya que se encuentra constreñido frente al principal hospital de Aragón. Y respecto al diseño, de Carlos Lamela, aunque me gustaba más que el de Bofill, tampoco creo que fuera a convertirse en uno de los nuevos iconos arquitectónicos de la ciudad.
En cambio, el proyecto de Sicilia me encanta. Primero, por su ubicación. Una zona en desarrollo de la capital ubicada entre el Tercer y el Cuarto Cinturón, pegada a la ciudad consolidada, con lo que también contribuirá a dinamizar el Distrito de San José. Excelentemente ya comunicada con el resto de la ciudad gracias a los cinturones de ronda, a las líneas de autobús que llegan hasta San José, y gracias a las cercanías, que tienen parada muy cerca del lugar donde se ubicará el nuevo estadio.
Y por supuesto, me encanta el diseño del estadio. Funcional técnicamente, pero original a la vez graqcias al aspecto vanguardista del complejo, que es lo que necesita en estos momentos la ciudad, tras el despegue que ha supuesto la Expo. Y además, se nota que lo ha diseñado un aragonés, ya que tiene en cuenta factores locales como el hecho de que esté protegido del cierzo.
Un complejo que sin duda está llamado a convertirse en un nuevo icono arquitectónico de la ciudad, junto a las nuevas construcciones surgidas en el entorno de Ranillas.
Y sobre el nombre, estos días veraniegos corren varias propuestas. A mí particularmente, me gustan dos de los nombres que he leído estos días en prensa. Por un lado, estadio "Corona de Aragón", en recuerdo de este Estado que dominó el Mediterráneo hace varios siglos.
Y por otro, la propuesta que he leído hoy en prensa de Belsué, que querría denominar al nuevo estadio como "Zaragoza Arena" tampoco me disgusta.
Pero bueno, doctores tiene la iglesia, y ellos tendrán que decidir como se llama el nuevo estadio.
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