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LENGUA DE TRAPO.

PAPELES DE SALAMANCA. ¿Y NUESTROS BIENES, QUE?

El suplemento cultural del periódico La Vanguardia es uno de mis favoritos, tanto por los contenidos como por el formato de este suplemento. Pero esta mañana, leyendo el suplemento de esta semana, me he atragantado por un artículo que allí aparecía publicado, en su página 7. Bajo el título "Espacio de confrontación", el  escritor y periodista Xavier Bru de Sala  habla sobre el litigio por los papeles de Salamanca. Al nuevo ministro de cultura, César Antonio de Molina, lo pone por las nubes, valorando excelentemente tanto su trayectoria como su papel como ministro, ya que según Bru de Sala, el nuevo ministro está quitando la caspa a los grandes equipamientos culturales, además de sacar adelante leyes como la del cine. Pero entre tanto piropo a su gestión, Bru de Salas saca a colación el papel del ministro en el conflicto de los papeles de Salamanca, argumentando que hasta ahora no ha dado un paso a favor de la devolución, pero dando pie a la esperanza de que una vez que pasen las elecciones, el nuevo Gobierno, con toda la Legislatura por delante, devuelva los papeles a sus legítimos dueños.

Y me he atragantado no por la petición de devolución. Si no, a raíz de este artículo, en el que también se menta a ERC,  por la cara dura de los políticos catalanes, que no paran de pedir la devolución de los papeles, mientras que se agarran inmisericordemente a los bienes aragoneses que en Lérida tienen retenidos de forma injusta e ilegal, canónicamente y moralmente hablando. Desde Aragón no entendemos la diferencia entre los papeles de Salamanca y los bienes del Aragón Oriental. No entendemos que desde ERC, o desde CiU, se tiren al monte y saquen banderas y pancartas pidiendo la vuelto de lo que consideran suyo, por ser una ofensa a todos los catalanes que esos documentos estén expoliados fuera de Cataluña, pero en cambio, agarren con fuerza nuestros bienes, se salten el derecho canónico a la torera, y se resistan a su devolución a sus auténticos propietarios, o sea, a nosotros. Un doble rasero el de ciertos políticos catalanes, cuando piden para ellos lo que luego ellos mismos no dan. Más reflexión y más seny deberían tener en ciertas esferas de nuestra vecina Comunidad, y quizás consiguieran comenzar a quitarse esa mala imagen que están sembrando en Aragón en los últimos años. Es una pena que dos comunidades vecinas, hermanas, y con un pasado común, estén cada día más enfrentadas por la arrogancia y la reinvención de la historia no por parte de Catalunya, sino por parte de algunos políticos de Catalunya. Y es que no tenemos que mezclar Catalunya y a los catalanes, con algunos políticos catalanes. Son dos cosas muy diferentes.   

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