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LENGUA DE TRAPO.

NO PODEMOS PERMITIRLO

NO PODEMOS PERMITIRLO Así de claro. No podemos permitirlo. Después de un arduo trabajo en las Cortes de Aragón. Después de meses de trabajo. Después del consenso alcanzado por la casi totalidad de los grupos parlamentarios aragoneses. Después de presentar un proyecto de Estatuto modélico, Madrid, como ha pasado siempre, y para no romper la tradición, comienza a poner chinitas en el camino de nuestro Estatuto. El Ministerio de Medio Ambiente ha planteado la posibilidad de eliminar la reserva hídrica de 6.500 hectómetros cúbicos que recoge.

    Algo falla, cuando mientras la vicepresidenta del Gobierno, Mª Teresa Fernández de la Vega califica nuestro Estatuto de ejemplar, mientras que el Ministerio de Medio Ambiente pretende eliminar esta reserva. Se puede entender que esta reserva no guste a los diputados murcianos, pero hay que recordar que la reserva de caudales fue admitida por el Tribunal Constitucional. Esta reserva no es algo ilegal ni nada que atente contra el futuro de nadie. En cambio, la eliminación de esta reserva estratégica sí que puede poner en peligro nuestro futuro y nuestra capacidad de desarrollo. De ahí que choque la dureza con la que parece que se va a tratar a nuestro Estatuto, frente a la ligereza con que se han tratado otros textos estatutarios.

    En Aragón hemos hecho un gran esfuerzo para que este Estatuto saliera adelante. Muchos, hubiéramos querido un Estatuto que fuese más allá, que fuese más ambicioso. Pero en aras del progreso y del consenso, casi todos hemos renunciado a algo para lograr enviar a Madrid un Estatuto pactado y que no causase problemas de encaje constitucional.

    Y una vez realizado este esfuerzo, los aragoneses no podemos permitir una rebaja en nuestras pretensiones legítimas en materia hidráulica, más cuando otros han querido incluir en sus respectivos estatutos derechos sobre posibles trasvases. A veces da la sensación de que la veda se ha abierto para todos, mientras que los aragoneses no podemos salirnos del tiesto jamás. Debe ser por alguna antigua ley por la que a andaluces, catalanes, vascos o valencianos se les permite todo, mientras que a los aragoneses tenemos que obedecer sin rechistar lo que nos dictan desde Moncloa, la carrera de San Jerónimo, Ferraz o Génova.

    Ahora, nos toca a todos defender este proyecto de Estatuto. Partidos como el PAR seguro que lo hacen. Pero también los diputados aragoneses que pertenecen a partidos de ámbito estatal y que suelen obedecer ciegamente los dictados de Génova y de Ferraz. Los aragoneses no deberían permitir que los diputados elegidos por Aragón antepongan las ordenes de Madrid al bienestar y al progreso de Aragón. La sociedad aragonesa no puede permitir una supresión de este calado que hipotecaría nuestro futuro. El futuro de Aragón podría estar en ello.

Artículo del mes de diciembre de  Nacho Viñau, en www.elpollourbano.net.

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