¿DE QUE SE EXTRAÑAN?
En la útima campaña electoral, en el PAR ya decíamos que el asunto del trasvase volvería a salir. Lo que no sospechábamos, o al menos, hablo por mí, es que este tema saldría tan pronto, y además, desde Catalunya.
La sequía que azota a los cinco millones de habitantes del área metropolitana de Barcelona era algo previsible, y que no entiendo como los sucesivos gobiernos catalanes (me da igual de CIU que del tripartito) no han hecho nada para preveerlo.
A los pobres barceloneses, ya es lo que les faltaba, después de los caos de cercanías, de los socavones o de los apagones. A estos fallos, hay que sumarles ahora las restricciones en el consumo de agua, unas restricciones que irán en aumento si no llueve en los próximos meses.
Y claro, para los políticos catalanes RESIDENTES en BARCELONA no se les ha ocurrido otra cosa que proponer un trasvase del río Segre, abriendo nuevamente la caja de Pandora, y además, en todo el sentido de la palabra.
Por un lado, murcianos y valencianos, al oír la palabra trasvase, los ojos les han hecho chirivitas, recurriendo nuevamente a la demagogia. Si en Barcelona piden agua, ¿por que no la podemos tener en el Levante?. Así que nuevamente están a la carga con el trasvase, aprovechando además que en esta última semana el río baja con avenida, pero sin analizar que Aragón sigue seco, porque esas lluvias se han producido en el País Vasco.
No les da para pensar a los líderes del PP de Valencia y Murcia que nuestros pantanos continúan más secos que la mojama, y que esa agua que todos hemos visto en televisión 50.000 veces en pocos días, no se pierde, ya que se está guardando en Mequinenza, un embalse que estaba bajo mínimos.
Por otro lado, parte de la prensa, además de empeñarse en sacar el Ebro desbordado y de anunciar que la Expo se ha inundado (no se a que Expo se referirán, desde luego a la nuestra, no), también se empeñan en enfrentar ahora a Catalunya con Aragón.
Sin decir, por supuesto, que el primer enfrentamiento, y el que es precisamente el más grave, lo tienen dentro de la propia Cataluña. Barcelona, y sus cinco millones de habitantes que sedientos reclaman el agua, contra sus comarcas. Da igual que sean las comarcas tarraconenses del Delta, que las de Gerona que las de Lérida. Todas han hecho frente común frente a la aglomeración de Barcelona, que todo lo centra y lo consume.
Pero este "pequeño" detalle ha sido obviado por ciertos medios de comunicación.
Por no hablar de la torpeza de la Generalitat catalana, y no precisamente por su falta de previsión. Un Gobierno en toda regla debería haber pactado previamente con los poderes territoriales del resto de Cataluña este trasvase, antes de hacerlo de manera pública y con semejante torpeza.
También debería haberlo pactado con el Gobierno Central, un Gobierno que acaba de presentarse a unas elecciones con un programa electoral rechazando el trasvase del Ebro. ¿Con que moral le niega el agua a Murcia si se la da a Barcelona?. Por ello, la vicepresidenta Mª Teresa Fernández de la Vega ha sido clara y contundente, para desazón de Montilla.
Un Montilla que se encuentra con su tripartido dividido, más si cabe. Por un lado, ERC e IC que no ven clara la propuesta. Y un PSC que también está dividido al respecto, ya que aunque el PSC barcelonés apoya la propuesta, destacados militantes del PSC del resto del territorio catalán se oponen frontalmente.
Y además, miembros del Gobierno catalán se ofenden y asombran de las declaraciones de miembros del Gobierno de Aragón, como las del presidente del PAR José Ángel Biel, en las que se rechaza la propuesta tajantemente, justificándola en la vigencia de nuestro Estatuto y en el concepto de unidad de cuenca.
Una situación complicada, con cinco millones de personas bajo el riesgo de las restricciones de agua, y unos responsables que en lugar de haber sido previsores, se dedican a confrontar las comarcas catalanas entre sí, y a las Comunidades Autónomas vecinas.
Quizás si el Tripartito se hubiera preocupado más de los autenticos problemas e Catalunya en lugar de las chuminadas por las que se ha preocupado en los últimos años, el área metropolitana de Barcelona no estaría muriéndose de sed. Pero el mundo, lleno de sabios está.
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