DOÑA RITA.
He estado en Valencia bastantes veces. Es una ciudad que me gusta. Una ciudad que ha sabido avanzar con ritmo en el siglo XXI y que emprendió una serie de cambios urbanísticos arriesgados que la han llevado a ocupar un lugar predominante en la sociedad y en la economía española, llegando a rivalizar en muchos aspectos con la capital catalana.
Valencia es una ciudad unida a Zaragoza. a pesar de las malas comunicaciones entre ambas capitales. Dos ciudades hermanas, que han compartido siglos de historia en común dentro de la Corona de Aragón. Una ciudad, capital de un reino conquistado por los aragoneses a los musulmanes, al que el rey Jaime I dió entidad priopia como Reino dentro de la Corona de Aragón.
Dos ciudades similares en tamaño, con objetivos muchas veces comunes, que en estos momentos se encuentran enfrentadas por la gracia y verborrea de su alcaldesa, Doña Rita Barberá. Doña Rita ha sabido dirigir a la capital valenciana por los duros caminos del posicionamiento de las ciudades en este mundo globalizado. Ha remodelado su ciudad, transformándola. La Ciudad de las Artes y las Ciencias, la Copa América... Pero a Doña Rita, al final, se le ha olvidado la diplomacia y le ha podido el tergiversar la realidad, como hacen muy a menudo diversos miembros de su partido.
Con la absurda polémica de no permitir que la Caravana del Agua que promociona la Expo más allá de nuestras fronteras, y la protesta por lo que considera escasas inversiones en Valencia a raiz de la Copa de América en comparación con las inversiones realizadas en Zaragoza con la Expo, Doña Rita se ha puesto al nivel de sus compañeros de partido Camps y Zaplana, apuntándose al victimismo de Estado y pasandose por el forro la realidad.
No se si Doña Rita sabe que Aragón nunca ha sido una tierra de grandes inversiones. No se si sabe que cosas que para los ciudadanos de grandes metrópolis como Madrid, Barcelona, Valencia, Sevilla o Bilbao pueden ser habituales dentro de su rutina diaria, como puede ser pillar el cercanías para ir a trabajar, o simplemente tomar un cinturón de ronda para evitar pasar por el centro de la ciudad, en Zaragoza, no existen. Una cosa tan simple como una autopista que rodee la ciudad para evitar el atasco del centro, en Zaragoza, la quinta ciudad del Estado, no lo tendremos acabado hasta dentro de unos meses. Y gracias a la Expo. O no se si sabe que tampoco sabemos lo que es recibir fondos europeos del Objetivo 1, destinados a las regiones más pobres, mientras que Valencia ha recibido una lluvia de millones. Por no hablar de otras inversiones ralentizadas en el tiempo, o incluso paralizadas sin fecha, como puede ser la Autovía Mudéjar, el canfranero, la autovía de los somontanos, el ferrocarril a Teruel, el de Valencia, el Vignemale, la construcción de embalses, o la reapertura del Canfranc. Como para tener que aguantar que alguien diga en Aragón hay demasiada inversión. Y eso demuestra que o Doña Rita no conoce la realidad de nuestra Comunidad, con lo cuál el PP aragonés tiene que realizar una gran labor de concienciación y divulgación, o simplemente que ha usado y tergiversado la inversión en Aragón a causa de la Expo por la mera lucha partidista entre el Ayuntamiento popular de Valencia y el Gobierno español socialista, algo muy peligroso en lo que a confrontación entre Comunidades supone, ya que si esto es cierto, que no digo que lo sea, Doña Rita está anteponiendo los intereses electorales de su partido en la carrera hacia la Moncloa, antes que la tranquilidad y la paz entre los ciudadanos de las diferentes Comunidades que conformamos España. Eso es una demostración de la falta de visión de Estado.
El caso es que yo, al igual que todos los ciudadanos aragoneses, nos hemos alegrado por la celebración de la Copa de América en Valencia, como no podía ser de otra forma. De hecho, la Copa América se promocionó en Zaragoza con una carpa que se instaló en la Chimenea, en un espacio público que fue cedido por el Ayuntamiento de Zaragoza. Por eso no entiendo las declaraciones de Doña Rita y de algunos de sus colaboradores en el Ayuntamiento. El mero hecho de que insinuen que la Caravana del Agua puede ser objeto de una tomatina, es alentar a que algo así pueda suceder. Un cargo público no puede ni insinuar que algo así puede ocurrir. Simplemente debería evitar que un suceso tan lamentable llegase a pasar. De lo contrario, sería "Kale Borroka" a la valenciana. Me imagino a los miembros del Partido Popular si en el País Vasco se impidiese un acto promocional de un evento cualquiera que se fuese a celebrar en una ciudad española, por temor a que lo boicoteran los radicales vascos. Los miembros del Partido Popular dirían que se está quebrando el Estado de Derecho, que este Gobierno no hace nada o que las libertades de los ciudadanos están en serio peligro... Quizás la comparación sea un poco exagerada, pero en el fondo y salvando las distancias, es lo mismo: que una Administración Pública no es capaz de impedir que un pequeño grupo de radicales pueda interferir en la celebración de un evento. Da igual piedras que tomates. Esto es un estado democrático y de derecho y debería garantizarse que este acto promocional de la Expo se pudiera celebrar en Madrid, en Bilbao o en Valencia.
Pero bueno, así son las cosas. Comparar la inversión de Valencia y Zaragoza, atacando la subida de impuestos de nuestra ciudad con motivo de la Expo, y tirar de paso contra la muestra internacional en una mera lucha partidista, no tiene nombre. Algo falla si la política comienza a tirar por esos derroteros. Al menos, a raíz de la polémica, Rita Barberá ha intentado rectificar y ha matizado sus palabras. Pero el político, al menos el buen político, debía evitar la incontinencia verbal y evitar declaraciones y situaciones como estas, que lo único que hacen es confrontar a los ciudadanos.
1 comentario
Begoña -
Bien podía haber pensado dos veces lo que iba a decir, antes de abrir esa "hermosa" boca de buzón de correos.
Mientras tanto, lo que se está consiguiendo es generar un enfrentamiento injustificado y que está de más, entre zaragozanos y valencianos.
Besicos.