JUEVES Y VIERNES SANTO, PASADOS POR AGUA.
La mañana del Jueves Santo parece que prometía, a pesar de algún nubarrón. Todo parecía indicar que el cielo aguantaría y que por la tarde podríamos salir, y así resarcirnos de las lluvias que nos sorprendieron el domingo por la tarde. Pero no fue así. La lluvia hizo su aparición y no cesó de diluviar en toda la tarde. Una tras otra, las diferentes cofradías que tenían su salida prevista para la tarde del Jueves Santo fueron suspendiendo sus procesiones. A pesar de todo, yo, al igual que cientos de cofrades de la Columna, teníamos la esperanza, de que a pesar de todo, la lluvia pararía a última hora y podríamos salir en nuestro habitual recorrido para llenar de rojo y blanco las principales calles del centro de Zaragoza. Pero no pudo ser así. Minutos antes de las 21:30, hora en que todos los años se abren las puertas de Santiago para comenzar la procesión, el Hermano Mayor nos anunció la suspensión de la procesión titular. La Colimna no saldría a la calle este año, por el intenso aguacero que estaba cayendo sobre la capital aragonesa. Una decisión dificil y dura para los responsables de cualquier cofradía, pero necesaria, ante los cuantiosos daños que pueden sufrir nuestros pasos y atributos. La decepción se veía en la cara de todos los cofrades congregados en el interior de Santiago. A pesar de la lluvia que estaba cayendo, allí estabamos los más de 800 cofrades que salimos todos los años, esperando a ver si salíamos o no salíamos.
Y EL VIERNES SANTO, MÁS.
La mañana del Viernes Santo también apareció pasada por agua, pero al medio día, y tras la salida de las Siete Palabras, las nubes nos dieron un respiro. Pero por la tarde, la procesión del Santo Entierro fue descafeinada por el peligro de lluvia. Sólo salieron 15 representantes de cada cofradía en un recorrido recortado, y el Santo Cristo de la Cama. Detrás del Cristo, todos los cofrades que quisieron acompañarlo. Una decisión polémica esta del Santo Entierro, una decisión que a nadie dejó a gusto. Para más inri, conforme avanzaba la tarde, se veía más claro que no iba a llover. Los cielos se aclaraban al paso de los cofrades por el centro de la Ciudad. Unos opinan que la procesión debía haber salido. Otros, que se hizo bien al suspender el Santo Entierro tal y como estaba previsto, dado el enorme valor de algunos de los pasos que procesionan y los daños que sufrieron tras la pedregada de hace dos años. Una decisión dificil para los que tienen que tomarla. Yo, particularmente, quizás me hubiera arriesgado a salir. Así como el Jueves Santo se veía claramente que no se podía ni se debía salir, el Viernes Santo si que me hubiese arriesgado. De hecho, salí con mis compañeros detrás del Santo Cristo. O la menos, se podía haber buscado una solución más intermedia. Aunque esto es hablar por hablar, porque una cosa es opinar cuando no se tienen responsabilidades, y otra muy diferente, tomar las decisiones cuando de tu decisión puede depender la seguridad del patrimonio de nuestras cofradías.
Lo que sí que faltó fue organización, y algún hermano más de la Sangre de Cristo en la calle dando indicaciones a los perdidos cofrades. Especialmente a los que esperaban en la calle Manifestación para salir detrás del Cristo de la Cama. Pero bueno... Esperaremos un año entero para que el eco de nuestros tambores, bombos y timbales puedan resonar en las calles de Zaragoza.
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