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LENGUA DE TRAPO.

MEDIOCRES. LA VIDA ES DEMASIADO BELLA PARA DEJARSE AMARGAR POR ELLOS

MEDIOCRES. LA VIDA ES DEMASIADO BELLA PARA DEJARSE AMARGAR POR ELLOS

Estamos en un mundo en el que cada día hay más mediocres. Frente a la profesionalidad, la educación y el saber estar, los mediocres pupulan por doquier. Gente que sólo busca montar follón en beneficio propio, mientras se miran el ombligo constantemente, como si el universo girara en torno a ellos. Y esto es así desde que el mundo es mundo. Aunque lamentablemente, parece que se están multiplicando con más celeridad que la bacterias de la Gripe A.

Y si por lo menos fueran gente brillante, que aunque sacaran beneficio propio, hicieran algo por los demás, pues tira que te va. Pero los mediocres suelen ser gente gris, falta de ideas, de cohererencia, de criterio, y sobre todo, tipos y tipas que no destacan por nada, más allá de su mediocridad y por el mal rollo que generan a su paso.

Yo, sinceramente, y a estas alturas de mi vida, a estos mediocres les recomendaría que se quedaran con su mediocridad en su casa. Y que además, dejaran tranquilos de una vez por todas al común de los mortales, a esa gente que sólo desea trabajar, a esa gente que demuestra día a día su valía y su profesionalidad, y que desea sobre todo y ante todo, disfrutar en lo posible de la vida.

Pero especialmente, a los mediocres les animaría a reconocer en una primera fase su mediocridad, como paso previo a descubrir lo maravillosa que puede llegar a ser la vida cuando no andas jodiendo a los demás, malmetiendo y creando malos rollos por motivos meramente personales. Vive y deja feliz. O haz el amor, y no la guerra que dirían hace unas décadas.

Pero no se si todos los mediocres son capaces de dar este paso. Al final, te das cuenta que la mayor parte de los mediocres jamás serán felices. Intentarán ser felices, pero jamás lo serán. Como mucho, te reconocerán en secreto, y sin que se entere el mediocre supremo, lo equivocados que están. Pero a la cara, y con la colectividad de mediocres delante, nada de nada. Y esto se debe a que los mediocres están amargados.

Su vida está dominada por la envidia y por la falta de criterio, aunque no se den cuenta, ya que en su obsesión por dominar el mundo desde su mediocritud, jamás conocerán la felicidad dada por cosas tan simples como la amistad, el compañerismo, la satisfacción por el esfuerzo realizado en un trabajo bien hecho, o por esos pequeños detalles que nos regala el mundo cada mañana.

Una pena. Pero al final, la vida, te devuelve con creces lo que siembras. Sólo hay que sentarse, y esperar.

1 comentario

sonia -

Deberían de dejar de mirar lo que hacen los demás y fijarse un poquito en ellos mismos.