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LENGUA DE TRAPO.

EL CLUB DE LOS SUICIDAS.

EL CLUB DE LOS SUICIDAS.

Ayer estuve en el cine con Blanca, viendo El Club de los suicidas, una divertida comedia negra de producción española dirigida por Roberto Santiago y con un elenco de actores encabezado por Fernando Tejero, Lucía Jimenez, Luis Callejo, Juanma Cifuentes, Cristina Alcazar y Clara Lago. La peli narra la historia de un grupos de suicidas que tienen que asistir a terapia para tratar de frenar sus instintos suicidas. Todos han intentado suicidarse, pero todos han fracasado. Un buen día, caerá en sus manos una edición del antiguo "Club de los Suicidas", una obra literaria de Robert Louis Stevenson que inspira auno de ellos a fundar un club similar en el que los participantes jugarán y deberán matarse los unos a los otros, siempre con unas reglas claras y un orden que determinarán unas cartas.

La película plantea de una forma surrealista e incluso cómica la situación de aquellas personas que se ven en la obligación de acabar de sus vidas para escapar de este mundo de sufrimiento. Y es que una persona que un día está bien, puede caer en un pozo sin fondo al día siguiente por motivos muy variados. Un pozo del que a veces, por mucha ayuda que tengas tanto médica como de familiares y amigos, no es posible salir. Problemas amorosos, laborales o inadaptabilidad social pueden llevar a depresiones, de las que en muchos casos costará salir años. El caso es que cada día, a pesar de estar en la sociedad de la comunicación, hay más gente incomunicada que no es capaz de encontrar su sitio en nuestra sociedad. Bien porque no se integran ellos por un problema en sus vidas que les haya podido afectar, bien porque la propia sociedad los expulsa si no cumplen con los parámetros establecidos de belleza o estética, por poner dos ejemplos. 

Pero la peli también tiene su punto optimista. De repente, y por la cosa más tonta, igual que uno ha llegado a la depresión que intenta hacer que te quites la vida, desaparece y vuelven nuevamente las ganas de vivir. Y además, aparece sin ayuda psiquiátrica. Y es que no hay nada como la propia vida para ayudarte a desear vivirla con todas tus fuerza.

Por cierto, la foto la hice hace un par de semanas en la presentación de la película en los Cines Renoir en la plaza de los Cubos de Madrid.

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