Blogia
LENGUA DE TRAPO.

EL CANFRANERO, UNA CUESTIÓN DE ESTADO.

EL CANFRANERO, UNA CUESTIÓN DE ESTADO.

Ya cuando era niño, escuchaba hablar en casa, o en los medios de comunicación, de lo importante que era lograr la reapertura del Canfranero para el futuro de Aragón. Un tren del que hablaba mi madre, recordando sus tiempos mozos en los que subía a Canfranc con amigas en unos vagones antiguos, con su traqueteo, con sonidos de guitarras y bocadillos de tortilla.

 

Y la verdad es que varios años después de escuchar en casa esas conversaciones sobre el Canfranero, la situación no ha cambiado mucho. Es más, esas mismas conversaciones podían repetirse hoy o mañana, cambiando únicamente los personajes, pero no las frases.

 

El Canfranero es una de las grandes vergüenzas de Aragón. Y no será por no haberlo reivindicado durante décadas. No se a la de manifestaciones, concentraciones y actos reivindicativos a los que habrá acudido sólo, con amigos, familiares, con la Asociación IDEA, con el Rolde o con el PAR para pedir la reapertura de esta línea.

 

Una línea que deberíamos considerarla como la columna vertebral de Aragón. Y es que mientras no consigamos un paso directo con Francia, es decir, con Europa, Aragón tiene claras limitaciones a su crecimiento.

 

Estoy harto de escuchar agoreros que afirman que el Canfranero no sería rentable, que las cifras de utilización así lo demuestran. Pero es que, hoy por hoy, subir en el canfranero, es todo un acto de heroísmo por el que Renfe debería pagarnos. Un recorrido de más de cuatro horas, cuando en coche lo puedes hacer perfectamente en una hora y tres cuartos, amen de los peligros de descarrilamiento o desprendimiento, con el consiguiente riesgo para la vida.

 

Cuando era estudiante, y tenía todo el tiempo del mundo, si que pillaba habitualmente el Canfranero. Recuerdo que para mí era un auténtico placer pillar ese tren, sin prisas, contemplando desde las ventanillas los maravillosos paisajes que atraviesa esta línea férrea en su camino de Zaragoza al Pirineo. Pero hoy en día, con el escaso tiempo libre que me queda, no puedo darme el lujo de perder casi 5 horas para subir, y otras casi 5 horas para bajar. Es un lujo demasiado caro para la escasez de tiempo que sufro dado el ritmo de vida vertiginoso que todos llevamos.

 

Pero con un tren de calidad, que costase de 1,30 a 2 horas el trayecto de Zaragoza a Canfranc, a buen seguro que este tren resultaría rentable. Más aún si se vendiesen paquetes turísticos para que los zaragozanos pudiésemos subir a la nieve a esquiar o a pasar el día, como ya ocurre en algunas estaciones de esquí catalanas. Por no hablar de las posibilidades que tendría la comunicación directa con Europa tanto a nivel de mercancías como de pasajeros. Un interés que no debería circunscribirse únicamente a nuestra Comunidad, sino que debería ser considerado como un asunto de Estado.

 

Pero da la sensación de que además de que en ciertos sectores no interesa la reapertura de esta línea férrea internacional en particular, tampoco interesa la potenciación del ferrocarril en general. Hemos observado durante décadas como se iba desmantelando progresivamente la red ferroviaria española, mientras que se potenciaba la red de carreteras de alta capacidad, algo que evidentemente es necesario, pero que podía haberse hecho igualmente sin destruir la red ferroviaria. España necesita potenciar su red ferroviaria, en un momento en el que existe tanta preocupación por el medio ambiente. Pero los planes ferroviarios españoles parece que se limitan únicamente a la red de alta velocidad. Algo que es necesario, pero que no es la única necesidad. No podemos consentir que al construir el AVE Madrid – Zaragoza se haya eliminado cualquier otra opción más barata para viajar entre Zaragoza y Calatayud o Madrid. El AVE está muy bien, pero para grandes distancias. El ferrocarril convencional también debería ser prioritario para cualquier gobierno.

 

Aragón, y España, deben reorientar con urgencia sus políticas de transporte, haciendo especial hincapié en la potenciación del transporte ferroviario. De no ser así, lo pagaremos en no muy largo plazo, con el colapso de nuestras infraestructuras carreteras y con el deterioro que ya conocemos del medio ambiente.    

0 comentarios