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LENGUA DE TRAPO.

FIN DE SEMANA BLANCO.

FIN DE SEMANA BLANCO.

Hacía mucho que no subía al Pirineo, y la verdad es que ya tenía "mono" de montaña. El Pirineo, y más particularmente Canfranc, es el lugar al que acudo siempre que estoy cansado, estresado, o cuando pasa algo en mi vida. Canfranc y Madrid, Madrid y Canfranc, son esos dos lugares que podríamos denominar "el descanso del guerrero", como le gusta decir a una muy buena amiga. Lugares a los que vas, desconectas del todo y de todo, te relajas y te alejas de los problemas cotidianos, para volver de nuevo con las pilas puestas. Por diferentes motivos, pero esos dos lugares tan distintos tienen en mi el mismo efecto. Madrid, por la actividad de esa maravillosa y caótica ciudad, por la oferta de ocio, teatro, exposiciones, tiendas... y por los motivos personales que me atan con esa ciudad que nunca duerme. Y Canfranc, por justo lo contrario, por la paz, la montaña, la naturaleza, la relajación, por esos montañeses sanos como nadie, por esos paisajes que impresionan a cualquiera. Por ser esa comarca la cuna y origen de nuestro pequeño país.

No pensaba subir este fin de semana al Pirineo, tenía varias cosas pendientes que me impedían acercame hasta el Alto Valle del Aragón, pero me lo pedía el cuerpo. Así que el sábado por la mañana, sin pensármelo demasiado,  me puse en ruta con unos amigos, ya que no pude hacerlo el viernes, por las presentaciones de los candidatos del PAR a las alcaldías de Cariñena y de Daroca, ciudad en la que espero que Michel García sea el próximo alcalde.  Y una vez allí, la desconexión. Plácidos días con familia, amigos, comidas, cenas, paseos, lecturas, y sobre todo mucha tranquilidad entre la nieve, una nieve que por fin ha llegado después de mucho hacerse de rogar.

Días de relax que te permiten volver con las pilas puestas para seguir trabajando. De hecho, hoy he vuelto a media tarde y ya me he puesto a actualizar la web del Rolde y varios blogs, además de terminar el artículo que escribo todos los meses para El Pollo Urbano. Y mañana, de nuevo, vuelta a la realidad.  

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